Miércoles 9 de Enero

La utilidad de lo inútil.

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Reseña de elplacerdelalectura.com

A la vuelta de las vacaciones, en un desangelado miércoles de enero, nos juntamos en la Biblioteca para hablar de un librito curioso y no sé si bieninencionado. La utilidad de lo inútil se titula. Y en él se propone levantar el ánimo no sólo a los «inutiles» humanistas, sino también a todos aquellos que parecen haber quedado de ala por el avance inexorable de un cierto pragmatismo utilitarista que sólo encuentra sentido a aquello que da dinero. Ya lo habíamos oído en casa o por ahí: «Y eso… ¿para qué sirve», nos decían y, a pesar de todo, aquí estamos reunidas en torno a la mesa una serie de personas que han encontrado deliciosa esta lectura de Navidad.

La lectura nos la propone la profesora Merche, de Filosofía,  quien presenta a la concurrencia la obra en cuestión:

Nuccio Ordine reflexiona en este manifiesto sobre la utilidad de aquellos saberes que no tienen una finalidad utilitarista, es decir, aquellos saberes que no siguen la lógica del beneficio. Reivindica aquellas actividades y disciplinas que tienen una naturaleza gratuita y desinteresada porque, según el autor, pueden ejercer un papel fundamental en el desarrollo del espíritu, de lo civil y cultural de la humanidad.
Por útil el autor entiende que es todo aquello que nos hace mejores o nos ayuda a hacernos mejores, lo que hace la humanidad más humana. Y precisamente, esos saberes útiles en este sentido, son los que están siendo marginados e incluso eliminados de los currículos de nuestras escuelas y universidades.
Articula el manifiesto en tres partes: en la primera, se centra en la útil inutilidad de la literatura. En la segunda, nos describe los resultados desastrosos de la lógica del beneficio en la enseñanza y la investigación. En la tercera, nos presenta la visión de los clásicos sobre la carga ilusoria de la posesión y los efectos devastadores sobre la dignidad, al amor y la verdad. Por último, incluye un ensayo de Abraham Flexner en el que el pedagogo americano aboga por la libertad de investigación sin el sometimiento del beneficio o de la productividad.
En general, el libro es un contenedor de citas y pensamientos de distintos autores y épocas que defienden que el gusto por lo bello, por el saber, por la vida, es desinteresado y nos enriquece de una manera notable.
En definitiva, defiende la idea que el tener no puede prevalecer sobre el ser. El saber, en general, desafía las leyes del mercado porque no se puede comprar. Nadie puede recorrer el fatigoso esfuerzo individual que supone aprender y su inagotable pasión. La cultura no es garantía, pero posibilidad de hacer, como he dicho antes, más humana la humanidad, y es por ello que la sociedad no puede darle la espalda.

Y viene a continuación un grato tiempo de discusión en el que nos hallamos ciertemente de acuerdo con la tesis defendida, discrepando en todo caso sobre el momento en que estamos: para algunos en tiempo de avance de un planteamiento utilitarista según el cual las cosas o los saberes son necesarios en cuanto producen ganancias, aunque hay quien piensa que lo inútil cada vez resulta más útil en un mundo horadado por la crisis global y en el que la calculadora acabó con la dificultad de las multiplicaciones.

José Agustín Goytisolo, con la levedad del poeta, quizá subraya como nadie esta idea, la de cuánto sirve aquello(s) que no sirve(n) para nada.