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Reseña en Historia y cómic

Una de las grandes películas del año, dura y divertida, amarga y sarcástica, ha sido La muerte de Stalin. Es el secretismo soviético en el centro de la hilarante acción: las cosas pudieron suceder tal y como nos cuentan en la cinta,  o tal vez no. Recordamos por ejemplo, que en nuestro país se decía por aquellos años que Beria, el malvado Beria, brazo derecho y brazo ejecutor del totalitario dictador, había escapado a España en una increíble odisea con salto en paracaídas incluido. Era, claro, una fake news  que algún preboste del periodismo nacional de mitad del siglo pasado, siguió manteniendo en sus memorias como algo verídico, a pesar de todo. En la peli comprobamos que Beria era lo primero que había que cargarse para que todo siguiera igual (lema gatopardiano de abundante y continuado uso político) y lo primero que cambiaron, por cierto.

La muerte de Stalin toma como base una exitosa novela gráfica francesa, con el mismo título,  de Fabien Nury y Thierry Robin que podemos ver en la sección de cómic de la Biblioteca. Tal vez es una buena ocasión para echar el ojo. Y es que, poco a poco, los fondos de novela gráfica de la Biblioteca del Valle van alcanzando un cierto espesor tanto de calidad como en cantidad, siendo anualmente aumentados de forma específica. Así, esperamos incrementar el volumen de libros y de lectores de novela gráfica, pues ésta es una forma fácil y amena de introducirnos en el mundo y la pasión  de la lectura. Los tebeos y semanarios de viñetas (que aún no llamábamos comics) fueron vehículos de nuestra infancia para ir leyendo casi a diario. Desaparecidos aquellos (entrañables TBO, Pulgarcito, Tiovivo, DDT, Jaimito, Pumby, Capitán Trueno y Jabato, etc…), una importante veta de novela gráfica y cómic,  procedente del mundo cultural francés (cada vez -por suerte- más hispanizado, con grandes creadores de aquí), y de cierta  tradición norteamericana, nos va invadiendo. El problema, muchas veces,  es que su precio elevado y su lectura rápida convierten la novela gráfica en artículo de lujo para consumo habitual. Por ello, acumularlas y compartirlas en la Biblioteca, puede ser buena manera de introducirnos en el deleite de estas joyitas impresas a base de texto y dibujo.