Literatura fuera de las estanterías.

Qué lujazo. En la Biblioteca del Centro, y ante un centenar de alumnos, el escritor aragonés Manuel Vilas ha hilvanado un tejido de reflexiones, comentarios, y respuestas a las cuestiones planteadas, junto a la lectura de alguno de sus poemas. El autor ha sido profesor de literatura, y lo sigue siendo en Estados Unidos, donde imparte clases en uno de esos talleres de creación a la que tan aficionados son allí. Y ello se nota, porque el tono de Vilas es comunicativo y cercano, buscando la conversación directa con un público joven que escucha su justificación de la enseñanza de la sintaxis, su defensa de la literatura como potenciadora de una actitud crítica y tolerante o la lectura de su poema sobre la fuerza y fragilidad femeninas.

Presentado por José Ángel, profesor de Lengua y conocedor de su obra, ha reivindicado el recuerdo y la historia personal de cada uno, a través de la figura y la memoria de los padres, presentes-ausentes en el periodo de juventud y largamente añorados en el posterior de madurez. «Si no se dice, no se sabe», ha señalado para subrayar la importancia de la palabra dicha en la comunicación de los sentimientos y los afectos.

Reseña de Salvador Casado

En su última novela, Ordesa, ofrece una visión de su familia y de él mismo, que, como Philip Roth, convierte a su persona y su entorno en centro de la acción narrativa, en un relato emotivo e intimista que está obteniendo un buen éxito de público y crítica con la que el escritor ha dicho quedar gratamente sorprendido. Así, en el exigente El País, se ha dicho: «hay libros salvajes, como la lubina del Cantábrico, pura plata brillando al sol que te duele cuando la pescas. Libros que lees boqueando, como si acabaran de sacarte de la atmósfera, o que te arrastran a las profundidades del océano. Libros como Ordesa, de Manuel Vilas, al que Dios confunda por rompernos el alma».

Manuel Vilas ha hablado también de su visión poética, señalando no entender la diferencia entre escribir en verso o en prosa, mostrando que la poesía está donde la gente interactúa, quizás no tanto en la catedral de Burgos como en los multitudinarios restaurantes de comida rápida o entre los automóviles de la vía pública. Hemos conocido su planteamiento poético al rechazar la enseñanza en niveles de secundaria del esteticismo de Garcilaso reivindicando por el contrario a otro autor clásico, Jorge Manrique, cuya elegía penetra más hondamente en la persona. Su recomendación de algún clásico moderno norteamericano, tal que Carver,  como forma de iniciación en el relato, nos muestra de qué hablamos cuando hablamos de poesía con Manuel Vilas, visión que parece cercana a la de los versos tan queridos «No es una poesía gota a gota pensada./No es un bello producto. No es un fruto perfecto.»

El acto literario en el Instituto, que supone un acercamiento de un autor consagrado a quienes en un futuro próximo serán ciudadanos responsables  así como  lectores habituales, ha resultado de gran interés para la Comunidad Educativa y un acontecimiento necesario en la vida académica del Centro.